En este artículo traemos un resumen de esta magnífica charla y las conclusiones, que nos indican que vamos por buen camino con la cosmética natural.
La Doctora Durly, como cariñosamente la conocemos se define a sí misma como:
“Una mujer enamorada y apasionada de la naturaleza y el emprendimiento. Amo el misterio y magia que encierra lo natural; Amante de las flores, mi color favorito el rojo, Creo en el amor y el poder de cambio en las personas, me gustan los pequeños detalles, disfruto dar un paseo para recrear mi vista con la belleza de la naturaleza, me deleito en ver atardecer y amanecer, me encanta ver la magia que encierra la luna; Creo en el poder y en el misterio de las plantas y las flores. Desde muy joven aprendí mi cuidado personal con los recursos que la naturaleza nos ofrece, desde ahí me interesé en conocer y descubrir la magia que encierra lo natural”
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La industria de la belleza y puntualmente la cosmética convencional, es, por un lado, una de las más contaminantes del planeta por la cantidad de desechos, envases y residuos que se generan y por el otro, nociva para la salud de las personas, pues sus componentes son derivados del petróleo.
La búsqueda de productos ecológicos y sostenibles nunca había sido tan popular como lo es ahora. En mi opinión, lo que estamos viviendo no es una moda, es reconocer el daño ecológico que estamos haciendo al planeta y al mismo tiempo, es pensar en nuestra salud. Esto, no ha llevado a volver a lo ancestral, a la naturaleza, que tan sabiamente nos proporciona con las plantas en su estado natural, sin trasformaciones químicas, tal cual lo hacían nuestras abuelas. De esto se trata la revolución de la cosmética, es volver a lo natural. Es elegir un estilo de vida más ecológico lo cual tiene muchos beneficios: protegemos el medio ambiente pero también estamos protegiendo nuestra salud tomando mejores elecciones a la hora de alimentarnos, cuidar nuestra piel y cabello.
La cosmética convencional no tiene en cuenta el medio ambiente. Su único objetivo es obtener el máximo beneficio. Los derivados del petróleo están entre los primeros ingredientes y el plástico presente en pequeñas partículas en muchos de ellos. Los micro plásticos están presentes en muchos cosméticos. Por ejemplo, en las cremas exfoliantes, en algunas pastas dentífricas y en jabones. Los micro plásticos usados comúnmente en los productos de cuidado personal son casi siempre de menos de 1 mm. Son tan pequeños que las plantas de tratamiento de aguas residuales no están diseñadas para filtrar estas micropartículas de plástico y por este motivo llegan a los ríos, mares y océanos sin que nada se lo impida.
A todas nos gusta vernos bien, buscamos lo mismo: una piel lisa e hidratada, un cabello sedoso y brillante. En la cosmética natural, encontramos productos elaborados con componentes naturales que nos brindan esos beneficios y que no son nocivos para la salud.
La belleza ecológica tiene que ser sencilla. Las grandes marcas nos han hecho creer que necesitamos un cosmético diferente para cada parte del cuerpo, para cada momento del día. Pero esto no es cierto, es más un asunto de márquetin que se han diseñado para vender más. En la cosmética natural, por ejemplo: un aceite para hidratar el pelo y la piel. Es decir, no tenemos que estar comprando productos innecesariamente.
Los productos de la cosmética natural son amigables con el medio ambiente, sus componentes no contaminan y son por tanto biodegradables.
La cosmética natural es y debe ser un cambio eminente en nuestras vidas, por salud, por belleza y por protección del medio ambiente.
La revolución de la cosmética convencional hacia lo natural no es una moda, es una concientización del daño ecológico que esta industria de la belleza ha provocado y que debemos actuar hacia un cambio radical, de costumbres y de consumo de productos nocivos para la salud y el medio ambiente.
La cosmética natural nos ofrece beneficios para nuestra piel y cabello, libres de tóxicos, conservantes derivados del petróleo.
La cosmética natural es transversal, donde no son necesarios productos para tratamientos específicos, sino materias primas de alta calidad, muchos más versátiles, como los aceites esenciales, las plantas medicinales o las grasas vegetales.
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